¡Te lo contamos paso por paso!
Lo primero que va a hacer el lavavajillas es comenzar a llenar de agua un depósito que se encuentra en la zona inferior, el cual tiene una cavidad poco profunda, lo cual hace que gasten solamente 10 litros de agua aproximadamente por ciclo. (Lavando la vajilla sin esponja utilizas hasta 40 L al día).
Después, el agua almacenada se calentará por medio del calentador eléctrico situado en la misma cavidad inferior, justo debajo de los brazos rociadores.
Posteriormente, la máquina dosificará automáticamente el detergente durante el proceso de lavado para asegurar su efectividad.
Ya que inicia el enjabonado, los brazos rociadores comienzan a expulsar la mezcla de agua caliente con detergente por medio de una bomba que ayuda a que salga con la suficiente presión para que llegue a todas partes y limpie muy bien la vajilla.
Una vez que termina de enjabonar, empieza el vaciado del agua utilizada.
El depósito se llena nuevamente de agua y se rocía sin detergente para enjuagar la vajilla, ya sea que salga caliente o fría, esto dependerá de la programación de cada lavavajillas. En este paso también se puede agregar abrillantador lavavajillas, si es que así lo deseas.
Por último, se vacía el agua del enjuague y procede el secado de la vajilla.
Como te habrás dado cuenta, el proceso completo de lavado es bastante simple y lo mejor es que mientras se lleva a cabo, tú puedes aprovechar ese tiempo libre para hacer cualquier otra cosa.
Para cada uno de estos pasos no olvides utilizar Finish® para lavavajillas ya que ayuda a proteger y cuidar el tiempo de vida tanto de tu lavavajillas automático como el de tu vajilla.
