En primer lugar, el lavavajillas empieza a llenar de agua un depósito situado en la parte inferior del mismo.
Después, esta agua previamente almacenada se calentará gracias a un calentador eléctrico que se encuentra en la cavidad inferior, justo debajo de los brazos rociadores. Luego, la máquina agregará detergente que hayas añadido (en gel o en cápsula) automáticamente durante el proceso de lavado para garantizar los resultados del lavado.
Una vez está dosificado el detergente, el brazo rociador comienza a rociar una mezcla de agua caliente y jabón a través de la bomba, que lo rocía con suficiente presión para llegar a todas partes y limpiar bien los platos. Si usas por ejemplo las cápsulas Finish Ultimate Plus, al tener tres cámaras diferenciadas y estar creadas con la tecnología Cyclesync, ayudarás así a conseguir una limpieza mucho más óptima. Una vez terminado de enjabonarse, empezará a vaciarse el agua utilizada.
Posteriormente, el depósito se llena de agua y se rocía sin detergente para enjuagar la vajilla. Recomendamos también haber agregado previamente abrillantador Finish para lavavajillas para que durante este paso se libere y consigas una vajilla seca y brillante.
Finalmente, se procede a vaciar el agua del enjuague y se deja secar la vajilla.